Para un viajero existen diferentes puntos en nuestro mundo que suele tener como reto el visitarlos. Cabo Norte suele ser uno de ellos pues es un símbolo, y el cómo me sentí al estar ahí, es un recuerdo que guardaré siempre. Hay algunos lugares en este mundo que te empequeñecen, que te recuerdan tu tamaño frente a lo que te rodea y Cabo Norte es uno de ellos. Empequeñece la inmensidad. El recuerdo que frente a ti, tienes un mar de aguas, al que hemos decidido ponerles nombre, pero que ahí, más arriba de tu ubicación, ya sólo queda el Polo Norte.
Cabo Norte es accesible gracias al templado clima que le otorga la Corriente del Golfo. A la misma latitud de 71º, el resto del mundo como Alaska, Canadá, Groenlandia o Rusia, está congelado a bajísimas temperaturas y con muchísima nieve y hielo. No existen puntos habitados más al Norte. Únicamente las islas Svalbard, también noruegas, tienen habitantes regulares. El resto de pueblos que se ubican sobre esta latitud, en invierno son pueblos fantasma, abandonados por el intenso frío que soportan.
Para mí ha sido realmente especial. Las fotografías de mi abuela de Cabo Norte en el año 1961 varían poco de las que pude tomar yo. Espero poder enseñaros algunas pronto. Es importante destacar que el tiempo cambia muchísimo en esos lugares, por fortuna las instalaciones que existen en Cabo Norte nos permitieron de la tormenta de nieve que surgió diez minutos después de la fotografía del artículo. Por otro lado, la nota divertida es poder enviar postales con un sello característico de Cabo Norte, yo aproveché para enviarle una a mi abuela.
Cabo Norte es el punto más al visitado de Noruega. Y no es de extrañar, el Sol de Medianoche es un auténtico espectáculo. Como yo no lo conseguí disfrutar, os pongo esta imagen para que tengáis una idea del paisaje que se disfruta en la zona. Recuerda a Tierra de Fuego en la parte más austral del globo que comparten Argentina y Chile en Sudamérica. Sin árboles, la tundra se extiende más allá del horizonte. Curiosamente los extremos se parecen, y ofrecen al espectador visiones que quedarán para siempre en su memoria.
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Fotografía “The Midnight Sun” por Anda Bereczky.
